domingo, 15 de noviembre de 2009

Mi confrontación con la docencia.

Hola a todos los integrantes del grupo, quisiera compartir con ustedes este trabajo que en lo personal me hizo regresar a tantos recuerdos agradables y algunos tristes que indudablemente me han formado en lo que soy actualmente y me ha permitido confirmarme en esta profesión a la cual le tengo un gran respeto.

Soy una mujer que me siento plenamente satisfecha en mi aspecto profesional, siempre quise ser maestra, incluso de pequeña jugaba a tener una escuela y enseñar a los demás niños; mi vocación se acentúo más a través de la admiración por mi madre, quien también era maestra, viví con ella en comunidades rurales del Estado de Chiapas y ahí aprendí el valor moral, social y educativo que lleva a cuestas un profesor, en un lugar donde el respeto y el cariño hacia la imagen del maestro era muy grande. Esa experiencia confirmó aún más mi vocación, pero también metió en mi cabeza la idea de trabajar en comunidades rurales.

Llegado el momento, entré a estudiar a la Escuela Normal No. 4 de Cd. Nezahualcóyotl en el Estado de México; recuerdo que durante un año hicieron un monitoreo con nosotros llevándonos a practicar a diferentes niveles educativos, ahí me di cuenta que mi vocación no iba encaminada a desenvolverme en primaria, descubrí que no tenía la paciencia para trabajar con niños; en cambio, me sentí profundamente identificada con los jóvenes de secundaria y sin dudarlo decidí que era el nivel en que deseaba trabajar.

Egresé en 1998 y a los tres años de trabajar en secundaria, se me dio la oportunidad de ingresar al Nivel Medio Superior, en donde hasta la fecha me encuentro.

Ser profesor del Nivel Medio Superior, es realmente un gran reto, pues tenemos el compromiso de preparar a nuestros alumnos para el nivel Superior, y eso no es nada fácil, pues es un edad difícil, no hay un claro sentido de responsabilidad, carecen en ocasiones de un proyecto de vida, existe un gran porcentaje de deserción y nuestros alumnos caen de fácilmente en diversas adicciones. Es por ello, que debemos estar concientes de la función que tenemos no sólo en el aspecto actitudinal, sino también cognitivo.

Ahora bien, es necesario también, reconocer las debilidades que como docentes tenemos, pues ello nos permitirá actualizarnos para satisfacer lo que nos exigen nuestros alumnos. La mediocridad no puede caber en nosostros.

En lo personal, el convivir con los jóvenes me llena de energía, me permite también aprender de ellos quienes en ocasiones son los mejores criticos que tenemos. Disfrutar mi trabajo me da la oportunidad de hacerlo con pasión, con amor y cuando te gusta lo que haces puedes transmitirlo a los demás y logras que ese acto rutinario de estar 100 minutos sentado en un clase, se convierta en una experiencia agradable de aprendizaje. Me motiva que mis alumnos se acerquen a mí y me comenten un libro que leyeron, que aquellos jóvenes que difícilmente se concentran te digan que tu clase les gusta, lograr que aquél alumno que al principio no leía ni sus apuntes, te pida un libro porque quiere conocer la historia que sembraste en una narración, despertar en ellos el gusto por el arte y la cultura en general,me motiva que mi clase les agrade y la disfruten. Pero también hay momentos difíciles, por ejemplo cuando tengo grupos en donde predomina la irresponsabilidad y sus calificaciones no son lo que esperabas, me llena de angustia, porque entonces algo también no estuvo bien en mi desempeño; es por ello, que esta especialidad es una gran oportunidad de refrescar aquellos conocimientos que ya poseemos pero también, actualizar nuestra labor docente.

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